PATRONATO MARÍA PAUSSEPIN







NOMBRE(S): Patronato María Paussepin
CATASTRO:
-Comuna: 03
-Barrio: 26
-Manzana: 03
-Predio: 001
RÉGIMEN DE PROPIEDAD:
Privada: particular
LOCALIZACIÓN:
-Depto.: Antioquia
-Región: Valle de Aburra
-Mpio: Bello
-Barrio: Manchester
-Direc: Cl 44 No 49 B
ÉPOCA DE LA CONSTRUCCIÓN  1938
AUTOR: Arq. Jesús María Mejía
CATALOGACION: Arq. Institucional
USOS:
-Actual: Restaurante Oficinas y Áreas de descanso
-Original: Dormitorio
VALORACIÓN:
-V. Arquitectónico
-V. Urbano
-V. Testimonial
-V. Documental
-V. Simbólico
-V. Referencial
NIVEL DE DECLARATORIA:
-Existente: Ninguna
-Sugerida: BIC-M
DESCRIPCIÓN GENERAL
Fabricato, empresa de Don Jorge Echavarría, en 1933 promovió la creación de un lugar para el bienestar de los trabajadores. Esta fue terminada y dada el servicio en 1937,  la inauguración formal se realizó en 1940.
Desde su inicio funcionan las áreas de descanso y el restaurante para los trabajadores y por algún tiempo hubo dormitorios. En el primer piso del edificio se disponía de un salón de 330 m2, adecuado para u restaurante, funciones de cine, y conferencias; aparte había cuartos de lectura y juegos, baños, cocina, etc. En el segundo piso se puso provisionalmente una enfermería y dormitorios provistos de sanitarios para obreras capaces de albergar a 80 personas.
A través del tiempo se introdujeron ampliaciones y mejoras que lo llevaron a ser el sitio más agradable del conjunto. El área del patronato tiene varias edificaciones alternadas con zonas de patios, todos ellas tienen cubiertas de madera y teja de barro que giran en el sentido de los volúmenes permitiendo aleros laterales hacia los jardines circundantes. Actualmente pertenece al ISS que tiene sus instalaciones contiguas.
PATRONATO MARÍA PAUSSEPIN
La irrupción de la industria en el Valle de Aburra, y con ella la aparición de los obreros, modifico el tratamiento de la cuestión social y comprometió de manera directa a los empresarios y al estado, interesados en crear instituciones que contrarrestaran la inconformidad de los trabajadores restándoles autonomía, integrándolos a la marcha de la empresa y posibilitando, de paso, una mayor eficiencia en el trabajo. La modalidad más común fue la creación de patronatos, destinados a las mujeres trabajadoras, auspiciados por los patrones (de ahí su nombre), y administrados por congregaciones religiosas. Como un antecedente a los patronatos, los propietarios de la antigua Fábrica de Bello adquirieron unas viviendas cercanas a las instalaciones, con el  fin de brindar alojamiento a las trabajadoras residentes fuera del Municipio, en su inmensa mayoría soltera y joven. En un ambiente casi de claustro, luego de la jornada laboral, las obreras realizaban allí sus tareas cotidianas. Los dormitorios, sin embargo, fueron cuestionadas en junio de 1919 por el socialista “el luchador”, de Medellín: “las habitaciones que la empresa alquila a las obreras son unas verdaderas codacitos húmedas, oscuras, sin enladrillar y demasiado estrechas para el número de personas que en ellas habitan.

Más allá del servicio de alojamiento (que dio lugar a políticas más amplias de vivienda- los barrios obreros) los patronatos se convertirían, hasta los años sesenta, en el principal eje de las políticas sociales de algunas empresas. En fabricato, las políticas sociales se iniciaron con la construcción de un restaurante en los años veinte. Al restaurante le seguirían el alojamiento e obreras no residentes en Bello, los préstamos para vivienda o el alquiler a bajo costo de casas, además de algunas garantías como el pago de dominicales y de parte del salario en caso de enfermedad. En 1933, Jorge Echavarría expreso en una carta dirigida a los cronistas lo que consideraba como “sueño dorado”; en la carta les solicitaba autorización para construir el club para los trabajadores, descartado la participación que estos habían tenido en la buena marcha y solvencia de la empresa: se proponía, inspirado en la doctrina social del cristianismo, mejorar las condiciones de vida de las obreras y obreros. Jorge Echavarría pretendía además comprometer y tener a gusto a los trabajadores, alejándolos de las ideas comunistas que podrían infiltrarse entre ellos. El club debería contener un comedor, duchas para tomar el baño en las horas de descanso, un salón de billar, un saloncito de lectura y una cancha cubierta de baloncesto para las mujeres, la cual también serviría como espacio para eventos culturales y proyección de películas. El edificio fue dado al servicio en diciembre de 1937, y se le dio el nombre de María Paussepin, fundadora de la comunidad religiosa de las hermanas de la presentación, a quienes se encargó su manejo. La inauguración formal se realizó en 1940, con la colocación de un retablo de Jorge Echavarría, quien además tiene una placa  recordatoria y un busto de bronce hechos por iniciativa de los trabajadores. Según E. Livardo Ospina, “en el primer piso se disponía de un salón de 330 metros cuadrados, adeudado para restaurante, funciones de cinematógrafo y conferencias, aparte de amplios cuartos de lectura y juegos, baños, cocina, etc. En el segundo piso se puso provisionalmente una enfermera, lo mismo que dormitorios provistos de servicios sanitarios para obreras, capaz e albergar hasta 80, y de inmediato lo ocuparon 40. Andando el tiempo se le  introdujeron ampliaciones y mejoras que lo llevaron a ser el sitio más alegre del conjunto de las edificaciones. Igualmente, E. Livardo Ospina señala en su texto que la primera directora del patronato fue la madre San Andrés, y afirma que la madre Ana Felisa es recordara como hábil administradora. El patronato fue calificado por la sociología Luz Gabriela Arango como la típica expresión de las políticas paternalistas propias de las primeras generaciones de empresarias antioqueños, interesados en proteger, vigilar y moldear la conducta moral de los trabajadores dentro y fuera de las fábricas.